Infección aguda por HIV
Escrito por nuestro Equipo de Profesionales Médicos
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Resumen
La infección temprana por el VIH, también conocida como infección retroviral aguda, se desarrolla de 2 a 4 semanas después de producida la infección con el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). El VIH ataca las células inmunitarias del cuerpo, encargadas de combatir las infecciones. Los síntomas son similares a los de otras infecciones virales, como la gripe o la mononucleosis (fiebre glandular). Por esta razón, muchas personas no se dan cuenta de que se infectaron con VIH. Un análisis de sangre es la mejor manera de confirmar que existe una infección por el VIH. No existe una cura efectiva pero, si se recibe atención médica y el tratamiento adecuado, el pronóstico de las personas que tienen VIH es bueno.
Riesgos
El virus de la inmunodeficiencia humana se transmite por medio del contacto con sangre, semen o líquidos vaginales infectados. Las mujeres que tienen el virus VIH pueden transmitirlo a su bebé durante el embarazo, el nacimiento, o por medio de la leche materna, aunque esto último es menos común. El virus VIH puede afectar a personas a cualquier edad, sexo, orientación sexual y raza. Algunos hábitos como compartir agujas para inyectarse sustancias y practicar sexo sin protección, pueden aumentar el riesgo de contraer el virus. El contacto físico social habitual, como darse las manos, besarse o abrazarse no transmite el virus.
Síntomas
Los síntomas típicos son parecidos a los de otras infecciones virales como la gripe y envuelven fiebre, cansancio, inflamación de los ganglios linfáticos, dolor de garganta, dolor de cabeza y dolores musculares. Otros síntomas incluyen manchas de sarpullido enrojecidas, sudor nocturno, pérdida del apetito y de peso. Estos síntomas ocurren dentro de los 30 días posteriores a resultar infectado con el virus, y pueden durar varias semanas. Muchas personas infectadas con el virus VIH no presentan síntomas, o pueden manifestar síntomas leves y que no son particularmente molestos.
Diagnóstico
Hacerse un análisis de VIH es la única manera de confirmar el diagnóstico. Puede ser que en las etapas tempranas de la infección no sea posible confirmar el diagnóstico, ya que el análisis detecta anticuerpos (proteínas que combaten la infección) contra el VIH que se producen semanas o meses después de la infección inicial. Por esta razón, los médicos pueden recomendar repetir el análisis si el primero se hizo poco tiempo después de la posible exposición al virus.
Tratamiento
El virus VIH se trata con fármacos antirretrovirales, que son medicamentos específicos para combatir el virus de la inmunodeficiencia humana. A veces estos medicamentos comienzan a administrarse al momento de la infección inicial, pero no necesariamente es siempre así. Las personas que tienen el virus VIH se tornan más propensas a tener otros problemas de salud, por esta razón, realizar cambios en el estilo de vida como mantener una dieta saludable y equilibrada, tener relaciones sexuales con protección y reducir los niveles de estrés, puede ser de beneficio. Esta infección suele tener un impacto emocional y psicológico muy importante, por lo que es recomendable contar con orientación psicológica (psicoterapia) y apoyo a lo largo de todo el tratamiento.
Prevención
Tener sexo con protección, usar agujas de manera segura (incluso para las personas que tienen ciertas profesiones, como enfermeros y tatuadores) y tener un diagnóstico temprano son medidas útiles para prevenir la infección con el VIH y evitar el contagio de la infección a otras personas.
Pronóstico
Aunque no existe cura para el VIH, la mayoría de las personas lleva una vida saludable con la ayuda de los medicamentos antirretrovirales. Las personas que no son diagnosticadas pueden sufrir una debilitación de su sistema inmune, tienen un riesgo más alto de transmitir el virus a otros y pueden eventualmente desarrollar el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA).