Artritis reactiva
Escrito por nuestro Equipo de Profesionales Médicos
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Resumen
La artritis reactiva es una condición en la cual se inflaman algunas articulaciones luego de una infección en otra parte del cuerpo. Esto ocurre como consecuencia de una reacción del sistema inmunitario ante la infección. Esta condición afecta con mayor frecuencia a adultos jóvenes, y las causas pueden incluir infecciones de transmisión sexual (ITS), infecciones de las vías urinarias e infecciones gastrointestinales (intoxicación alimentaria, gastrointestinal, etc.). Los síntomas pueden variar de una persona a otra, pero casi siempre incluyen articulaciones doloridas, dolores musculares y cansancio. No existe un estudio específico para diagnosticar este problema, así que es importante que se sepa si la persona que tiene artritis reactiva tuvo una infección antes de la aparición de los síntomas. El tratamiento incluye tratar la infección de fondo y manejar los síntomas con medicamentos antiinflamatorios, como ibuprofeno. La mayoría de las personas se recupera en cuestión de semanas, pero los síntomas pueden continuar por hasta un año.
Riesgos
La artritis reactiva se presenta como consecuencia de una reacción generalizada del sistema inmunitario a una infección en una zona. El motivo de esta reacción no se comprende bien y las infecciones que causan este problema suelen ser causadas por una bacteria. Las causas más comunes son las infecciones de transmisión sexual (ITS), las infecciones de las vías urinarias y las infecciones gastrointestinales, especialmente por intoxicación con alimentos. Algunas personas tienen un gen (HLA-B27) que las vuelve más susceptibles a los problemas articulares como la artritis reactiva.
Síntomas
Los síntomas de la artritis reactiva pueden variar de una persona a otra. El síntoma más común es la aparición de dolor, hinchazón y rigidez en una articulación, que aparecen luego de una infección. Las articulaciones afectadas con mayor frecuencia son las de rodillas y caderas, pero los hombros, codos, dedos de las manos y espalda también pueden estar comprometidos. Muchas personas tienen también dolores musculares, fiebre y cansancio. Otras partes del cuerpo también pueden estar afectadas. Según la parte del cuerpo afectada, esto puede causar síntomas como ojos rojos y llorosos, dolor al orinar, dolor abdominal y úlceras en la boca o la piel, entre otros. Los síntomas suelen aparecer dentro de las cuatro semanas de ocurrida la infección que causó la artritis reactiva.
Diagnóstico
El diagnóstico se realiza en base a los síntomas y un examen físico de una persona que se haya sentido mal debido a otra infección recientemente. No existe un análisis específico para confirmar el diagnóstico de artritis reactiva, pero se pueden realizar algunos estudios para determinar la causa de fondo y descartar otras causas. Estos pueden ser análisis de sangre, análisis de orina y radiografías de las articulaciones afectadas.
Tratamiento
El tratamiento se centra en atacar la infección de fondo y manejar los síntomas de la artritis reactiva. La mayoría de las infecciones que causan artritis reactiva son bacterianas y se pueden tratar con antibióticos una vez que se haya identificado la causa. La artritis reactiva en sí misma no se puede tratar. La rigidez y el dolor de las articulaciones se puede aliviar usando medicamentos antiinflamatorios comunes, como el ibuprofeno. Si los síntomas persisten y la infección se trató, se pueden usar otros medicamentos, como esteroides y antiinflamatorios más fuertes.
Prevención
Tratar infecciones con antibióticos puede ayudar a prevenir algunos casos de artritis reactiva. Tener relaciones sexuales usando protección y mantener una buena higiene durante la preparación de los alimentos puede ayudar a prevenir la propagación de las bacterias que causan este problema.
Pronóstico
Los síntomas de la artritis reactiva suelen mejorar en cuestión de semanas, pero pueden durar hasta un año. La artritis reactiva puede reaparecer después de años en algunas personas. Se pueden presentar complicaciones, pero no son comunes, como por ejemplo, daño articular duradero y problemas del corazón.